¿Los venezolanos sufren xenofobia en Piura?
- Redacción Tribuna Pública
- 7 sept 2018
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Actualizado: 7 sept 2018
Recientemente se ha iniciado una fuerte controversia sobre la estadía de los “venecos” en el Perú; un debate que divide a quienes los apoyan y a quienes rechazan su llegada

Algunos son profesionales que tenían puestos de trabajo seguro; otros, laboraban en sus propios negocios en un país donde, ahora, hay hambruna y resignación. Unos vienen solos a un país desconocido; otros, con familias enteras, buscan un futuro tan claro como sus esperanzas de progresar.
El motivo principal de la llegada de los bolivarianos al Perú es escapar del régimen totalitarista de Nicolás Maduro y así poder conseguir puestos de trabajo dignos que les permitan ganar el dinero suficiente para vivir en nuestro país y enviar a sus familias venezolanas cautivas de un imperio chavista.
Sin embargo, este éxodo venezolano no solo ha despertado las buenas virtudes de quienes dan la bienvenida los migrantes, ofreciéndoles ayuda económica u hospedaje; sino también, de quienes sienten rechazo y/o miedo porque, para ellos, representan un peligro al “quitar puestos de trabajo” o la inseguridad reflejada en diferentes medios de comunicación.
-¿Sienten xenofobia los venezolanos?-
Para Pedro Ojeda, natural de Gaurico, existe la xenofobia pero como una excusa del gobierno para tapar los últimos casos de corrupción que se han revelado. Asimismo, afirma que este rechazo a los venezolanos es una especie de cortina de humo para que la atención se centre en ellos.
Además, cree que la xenofobia también se puede vivir de diferente manera. Una podría ser en la cantidad de sueldo que se les paga a los venezolanos al entrar a un puesto de trabajo. “Les pagan menos del sueldo mínimo y eso no es justo. Es un abuso”, afirma.
Por otro lado, recalca que el trato de venezolanos hacia los peruanos sería diferente si es que nosotros estuviéramos en su situación.
Carmen Castellanos, una señora de 60 años, cuenta que desde mayo se encuentra en Piura trabajando una juguería llamada “Orange”. Pese a ser una mujer mayor, no está lista para dejar de trabajar.
Desde que llegó a la ciudad con sus dos nietos, los cuales trabajan haciendo hamburguesas en el mismo local que ella, ha buscado por cada esquina y en cada anuncio una oferta para trabajar de empelada del hogar. Sin embargo, sus esperanzas caen por cada vez que contesta el teléfono y el empleo es rechazado al reconocer su acento venezolano.
-“No me han recibido mejor que en Perú”-
Bajo sol y bajo sombra, frío o calor, sin cansancio o con cansancio; nada es obstáculo para que Santos García gane unas monedas que le permitan tener un techo en la noche y enviar dinero a su esposa, sus hijas y su anciana madre.
Hace 6 días que García llegó al norte del Perú, después de una larga caminata cruzó Colombia y Ecuador para llegar a ganar 35 soles al día fruto de la venta de chupetes. Esta es la vida que no imaginó, pero con la que se conforma.
Procedente de la ciudad de Los Guyos, Santos de 40 años camina por el puente “San Miguel” sujetando con fuerzas la bandera que lo identifica y llevando un gorro venezolano que lo enorgullece. Pese a no tener un trabajo formal Santos contó que Perú es el país que mejor que lo ha tratado.
Este "veneco" refiere que nuestro país le ha brindado abrigo desde el primer día que llegó cuando él y su hermano consiguieron comer con los únicos 5 soles que llevaban en el bolsillo.
En una casa en Angamos junto con nueve venezolanos más, “familia unidos por la vida, pero no por sangre” como les gusta llamarse, vive Jackson Escobar, un venezolano de 32 años que está decido a no mirar atrás y empezar una nueva vida fruto de su esfuerzo y perseverancia.
Escobar llegó a Piura hace 7 meses. Cambió los zapatos, la camisa y la corbata por mandiles, zapatillas y polos.
Este llanero contó que ha realizado varios viajes para obtener su residencia legal en Perú. Travesías de varios días que le costaron su puesto de trabajo por lo que se vio obligado a iniciar un negocio ambulante de venta de tacos. Aunque, no es suficiente para subsanar los gastos de su hija, esposa, padre y hermanos que dejó en su país.
Escobar, un exiliado con sueños de superación y la esperanza de una vida mejor a que su país le ofrece, expresó lo cómodo que se sentía en Piura pues en más de medio año que lleva en la ciudad del eterno calor, nunca ha sido víctima de malos tratos u cualquier otro tipo de ofensa hacia él o sus “hermanos” con los que comparte casa.
-Miedo y rechazo-
Para el antropólogo y docente de la Universidad Nacional de Piura, Carlos López, pueden existir dos motivos que explicarían la xenofobia de ciertas personas. Una sería el profundo arraigo de los peruanos a sus costumbres y lo propio y que ve con celo ciertos agentes externos que no pertenecen a su lugar. Asimismo, la competencia laboral de los peruanos intenta justificar la frase famosa “los venezolanos están quitándoles el trabajo a los peruanos”.
Por otro lado, Lilian Cabrera, socióloga y gerenta de Plan Internacional, ONG que brinda ayuda a los venezolanos, señala que la xenofobia es un indicativo del alto racismo que hay en Perú y tendría como consecuencias alguna desgracia para los foráneos.
Es así como el un éxodo venezolano se ha convertido con el paso del tiempo en un factor que no solo involucra a los propios migrantes y sus sueños esperanzados en Perú, sino también a quienes no ven con buenos ojos la llegada de un foráneo ilusionado de encontrar trabajo. La xenofobia es un rechazo a quien no pertenece a una misma tierra, pero más parece el espejo de una sociedad atascada en el egoísmo y la ignorancia.
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